La Palabra para sábado, 5 julio 2025

El Señor Jesucristo fue entregado por nuestras transgresiones, y resucitado para nuestra justificación.

Romanos 4,25

La sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo.

Hebreos 9,14